jueves, 4 de septiembre de 2008

Verónica Québec o la lírica del desamor

De regreso de mi breve pero intenso viaje a México, con motivo de la presentación del libro de mi querida amiga Laura Fernández MacGregor Maza, Perlas de pasión y pensamiento II, del cual trataré en un futuro próximo, cuando haya asimilado todas las sensaciones de esos entrañables momentos; reincorporado ya a mis actividades habituales (las lícitas y las delictivas, entre las últimas la poesía) quiero enviar un saludo cariñoso a la poeta Verónica Québec, de Mataró, que en los primeros días de agosto tuvo la amabilidad de enviarme un poema destinado a este humilde cuaderno. Verónica es una poeta joven y atrevida que, entre otras cosas, recrea con mano diestra en sus versos escenas de diálogo y auto diálogo en las que se describe la parte "más oscura", por decirlo de algún modo, de las relaciones de pareja. En esos poemas se intuye y se adivina cuánto dejamos de nosotros mismos en cada relación, cuánto se va con cada amor perdido, cuánta distancia separa a veces a hombres y mujeres y con cuánta estulticia nos conducimos en ocasiones. Una poeta dura y a la vez tierna, de un realismo estremecedor y al mismo tiempo capaz de envolver sus palabras en un velo de sobrecogedora melancolía. Gracias por tus versos, Verónica, y por tu amistad. Espero ver pronto publicado un libro tuyo, porque creo que tu poesía lo merece. Transcribo el poema de Verónica, en catalán, y a continuación ensayo una traducción al castellano.

Parets de mon projecte
que encara es mantenen fermes.
Les finestres miren
cap a una ciutat llunyana.
Tu dorms allà
amb el coixí de rancor.
Mon gat sense sostre
esgarrapa la mà
que t´envia cartes.
Regalims de sang
que no vols eixugar-me.

Asseguda en el sofà espellifat
per les agulles de l´ansietat,
sobre les ruïnes de mon projecte,
t´espero amb la desesperança...
d´un desglaç.



Verónica Québec




Paredes de mi proyecto
que todavía se mantienen firmes.
Las ventanas miran
hacia una ciudad lejana.
Tú duermes allá
sobre la almohada del rencor.
Mi gato sin techo
araña la mano
que te envía cartas.
Hilos de sangre
que no quieres enjugarme.

Sentada en el sofá despellejado
por las agujas de la ansiedad,
sobre las ruinas de mi proyecto,
te espero con la desesperanza...
de un deshielo


Verónica Québec
(traducc. J. A. Arcediano)

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