jueves, 1 de mayo de 2008

ACORDES INOLVIDABLES

Ayer, después de una conversación telefónica con Alberto Manzano, volví a escuchar Acordes con Leonard Cohen, el álbum (no sé si estas cosas se siguen llamando así) de homenaje que, producido por el propio Manzano, vio la luz el pasado 2007. Disfruté una vez más de las magníficas versiones que han cantado, entre otros, Jackson Browne, Elliot Murphy, L. A. Aute, Santiago Auserón, Toti Soler, Gerard Quintana y Christina Rosenvinge.
La verdad es que este trabajo musical, inexplicablemente, no ha tenido mucho eco, a pesar del prestigio universal de Leonard Cohen y de la talla de los artistas participantes en el homenaje. Esto me hizo pensar en el estado actual de la música, que veo cada vez más en manos de los grandes colosos discográficos y del descomunal aparato mediático. Parece cada vez más claro que todo producto que no se anuncie en televisión y contenga una importante carga de trivialidad, está condenado a pasar desapercibido o, en el peor de los casos, a fracasar estrepitosamente. No digo, desde luego, que este Acordes haya fracasado (el tiempo lo pone todo en su sitio) porque es todo un logro reunir una lista de cantantes y músicos como la que ha conseguido Alberto y con un resultado como el alcanzado, pero hubiera sido deseable que el disco tuviese mejor salida a nivel de mercado, más presencia en los medios de comunicación (radio y tv, sobre todo).
La cuestión, creo, es que es mucho más fácil para una compañía discográfica, y para todos los que participan del entramado relativo a la producción de un disco, coger a un pobre triunfito, dócil, maleable, sin apenas exigencias artísticas, con sed de fama y con pretensiones económicas acordes a su situación y prepararle en dos patadas un disco con letras escritas a la carrera, con melodías ñoñas y arreglos musicales poco ambiciosos. Esto, bien publicitado, da un rendimiento económico igual o mayor, pero los costes son mucho más bajos. Por supuesto que la calidad del producto les importa un carajo, y la aportación creativa y artística al mundo de la música un par de carajos más. Bien, así parece que son las cosas. Ni rastro de rebeldía, de inconformismo, de reflexión sobre las cosas, de crítica, de -en definitiva- "intención".
Si a lo anterior añadimos la caída brutal en las ventas de cd's a causa del tráfico musical en internet, la piratería "top manta" (que ya empieza a remitir, parece) y la facilidad para copiar discos en los ordenatas caseros, nos encontramos con causas más que suficientes para que la cosa se haya puesto peluda, sobre todo para aquellas producciones independientes que asumen riesgos y pretenden traernos grabaciones de calidad.
En fin, parece que el dilema, una vez más, consiste en adaptarse o morir. Para los que moriremos sin haber acabado de adaptarnos, me permito recomendar este Acordes con Leonard Cohen (doble cd + dvd) que hará disfrutar a cualquier amante de las buenas canciones. Ah, y sin ningún ánimo de hacer patria, que servidor no es de esos, me encantan el Susanna que se marca Toti Soler y el Al·leluia que interpreta Gerard Quintana.


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